X

el dolor en la prostatitis no es solo físico, también es mental.



30th April, 2021



Hay algo que quiero que nunca olvides. El dolor pélvico / prostatitis no es para siempre. Déjame te lo vuelvo a repetir. A pesar de todo lo que te hayan dicho los médicos, el dolor pélvico no es permanente.

Todos a lo largo de nuestra vida experimentamos dolor. Esto es parte de la vida de cada ser vivo, pero esto no quiere decir que estés en peligro, o que estés bajo alguna amenaza real, o que tengas que vivir con el dolor hasta morir. Pero esto tampoco quiere decir que debamos rechazar los momentos de dolor rotundamente.

TABLA DE CONTENIDOS

  • 1. CUCHILLO CAE EN LA CABEZA DE UN HOMBRE CHINO

  • 2. HOMBRE DE ESTADOS UNIDOS MUERE CONGELADO
  •  
  • 3. DOLOR FÍSICO VS DOLOR MENTAL
  •  
  • 4. CONTROLA TUS NERVIOS
  •  
  • 5. EFECTOS DEL DOLOR Y EL ESTRÉS EN OTROS SISTEMAS
  •  
  •  

    1. CUCHILLO CAE EN LA CABEZA DE UN HOMBRE CHINO

  •  
  • Quiero que pienses acerca de tu dolor como una bendición. Sí, ya sé que estás pensando que me he vuelto loco por sugerirte ver este maldito dolor que ha hecho miserable los últimos 8 años como algo bueno.

    Y sí, tal vez esté un poco loco, pero no en este caso. Confía en mí.

    Y si no me crees, ¿cómo explicas lo siguiente?

    En 2014, el Huffington Post publicó un articulo titulado “Cuchillo cae del cielo en la cabeza de un hombre chino.” En él, habla de un hombre chino que se encontraba caminando de la calle cuando de la nada le cayó un cuchillo en la cabeza, pero no fue hasta que otro hombre le indicó que tenía un cuchillo enterrado en la cabeza que el dolor pasó de solo sentirse pesado a ser un dolor intolerable.


    El dolor no es solo físico, también es mental. Subestimamos el poder de la mente y del pensamiento. 

    2. HOMBRE DE ESTADOS UNIDOS MUERE CONGELADO


    Un hombre en Estados Unidos que quedó atrapado por accidente en un congelador desenchufado se imaginó muriendo de frío y murió como resultado de esto. Aunque el hombre tenía toda la apariencia de haberse congelado hasta la muerte, las personas encargadas del mantenimiento fueron a reparar el refrigerador reportaron que este no estaba en funcionamiento.

    Es probable que el hecho de preocuparse tanto, pueda ocasionar un ataque cardíaco (las hormonas del estrés aumentan), pero esto es diferente debido a que el hombre no murió de un infarto, él murió congelado.

    3. DOLOR FÍSICO VS DOLOR MENTAL


    Con el dolor persistente en la pelvis, el sistema nervioso central (tu cerebro y tu espina dorsal) juegan un rol importante controlando como te sientes. De acuerdo a la Asociación Internacional del Estudio del Dolor, el dolor es descrito como “una sensación no placentera y una experiencia emocional” en respuesta al “potencial o daño real al tejido”. Por lo tanto, el dolor que sientes no solo es experimentado en el tejido; es creado primero en el cerebro. Por ejemplo, cuando era niño, me gustaba jugar frontón con mis amigos y la persona que fuese derrotada recibía un castigo físico que consistía en ser golpeado con la pelota. Las veces que fuí vencido, el solo pensamiento de ser golpeado me provocaba estrés y causaba que me doliera más el ligero golpe de una pelota de tennis. Lo mismo pasó cuando tu ex pareja, te dijo que tenía que hablar contigo, pero debían hablarlo cara a cara. Tan solo el hecho de pensar que algo iba mal te revolvía el estómago.

    Es por que el cerebro interpreta dos tipos de dolores. Uno es el dolor provocado, que es una respuesta a un estimulo doloroso proveniente de un órgano o de algún tejido. Por ejemplo, si pisaste un clavo o te cayó un cuchillo del cielo en la cabeza como a nuestro amigo chino, lo sabrías. El segundo es el dolor neuropatico, que es un dolor producido en el sistema nervioso central. El dolor neuropatico es comumente asociado con el dolor persistente, donde el sistema nervioso es sensible a la más mínima información de daño sin depender si el tejido ha sido perjudicado o no.

    Pero no todo está en tu mente, y de ninguna manera estoy sugiriendo que la prostatitis sea imaginaria. Tu cuerpo también tiene sensores / detectores. Estos sensores envían impulsos eléctricos a tu cerebro para ser procesados. Por ejemplo, cuando estás hablando con tus amigos, ¿qué es lo que te permite escucharlos? Es probable que hayas dicho que tus oídos, y esto es parcialmente cierto. Tus oídos son perceptibles al sonido recibido, creando vibraciones que estimulan las pequeñas células, enviando nervios a tu oído interior. Estos envían señales eléctricas a tu cerebro para traducir esas vibraciones en palabras que tú puedes entender.

    Esos pequeños sensores son encontrados en todos lados: en tus ligamentos, músculos, huesos, tu sangre, nervios, órganos. Estos sensores responden a la temperatura, toque, presión, estiramiento, movimiento, olor, visión, pensamientos, estrés, ruido.

    Cualquier cosa puede ser un detonante. Son los mismos sensores que envían mensajes a tu cerebro que indican peligro. Al igual que tu cerebro interpreta el sonido que llega a tu oído, también interpreta los mensajes de peligro para poder protegerte. Los peligros potenciales pueden ser cualquier cosa que percibas como una amenaza. Pueden ser físicos como una mordedura de serpiente o pueden ser impulsados emocionalmente como la idea de ser rechazados por la mujer que nos gusta. Ningún mensaje de peligro es dañino en sí. La forma en que interpreta estos mensajes se basa en una mezcolanza de factores, que incluyen:

    · Experiencias pasadas
    · Medio ambiente
    · Creencias
    · Pensamientos
    · Valores
    · Comprensión y conocimiento
    · La seguridad
    · Situación actual
    · Expectativas
    · Perspectiva
    · Lo que le dijeron los profesionales de la salud
    · Tabúes sociales
    · Puntos de vista religiosos

    Digo “tú interpretas…” porque, bueno, ¡tu cerebro eres tú!

    La información sensorial de la pelvis tiene una mayor actividad, lo que hace que lo que sientes allí sea más sensible de lo que debería ser. Estos cambios cerebrales impactan en el procesamiento y la integración de la información sensorial de tu piso de dolor pélvico. Y si tus pensamientos, comportamientos, experiencias pasadas, estrés y miedos continúan atormentándote, no es de extrañar por qué tu cerebro te sigue diciendo que tus partes privadas están en peligro. 

    Verás, tus genitales son sagrados, y si no estás de acuerdo conmigo por favor dime si prefieres lastimarte el pene a lastimarte el dedo. ¡La respuesta es obvia! Entonces cuando esto sucede, tus músculos se tensan aún más por la preocupación e impactan la salud general de tu piso pélvico y empeoran la prostatitis.

    Lo que es más sorprendente es que la investigación ha demostrado que las partes del cerebro que controlan el movimiento también influyen en las glándulas suprarrenales. Las glándulas suprarrenales ubicadas en la parte superior de los riñones son responsables de secretar hormonas del estrés, especialmente durante los momentos de “lucha o huida”. La activación simpática que afecta el control del estrés también se encuentra en la misma área del cerebro. El hecho de que pienses que estás enojado o triste activará los centros simpáticos de tu cerebro e influirá en las glándulas suprarrenales. Los eventos que se repiten, por ejemplo, como las frustraciones de tener que lidiar con la prostatitis, también afectan la misma área, impulsando aún más su respuesta al estrés. Así que haz lo que hacen los budistas y “deja ir”.

    Lo contrario ocurre en otra área motora del cerebro asociada con el “sistema de recompensa”. Este se ilumina durante la meditación consciente, la práctica de “dejar ir” y el ejercicio de los músculos centrales. Estas áreas, cuando se encienden, tienen el efecto contrario en las glándulas suprarrenales, disminuyendo la respuesta al estrés. Se ha demostrado que el estrés agota la concentración y el funcionamiento diario. No es de extrañar que el dolor pélvico pueda ser agotador y hacerte sentir tan cansado todo el tiempo. La energía que estás poniendo en pensar en tu dolor es fatigante, especialmente porque los pensamientos son impulsos nerviosos físicos. Pero si tus pensamientos tienen la capacidad de crear dolor, también tienen la capacidad de sanarlo.

    4. CONTROLA TUS NERVIOS


    Si aún no lo has descubierto, tus nervios son importantes porque forman la vía de comunicación entre el cuerpo y el cerebro. El sistema nervioso central es el “jefe supremo” y este jefe trabaja en dos turnos: “descansar y digerir” y “luchar o huir”. Estos dos estados forman colectivamente tu sistema nervioso automático, que es responsable de administrar tus funciones corporales, comunicarse con tu cerebro y órganos, responder a situaciones de emergencia y que no son de emergencia.

    Normalmente, si tenemos una lesión de esas que terminan en el hospital, los tejidos se curan en un plazo de 12 a 16 semanas. Cualquier síntoma persistente no es necesariamente una causa directa de lesión tisular; hay otros mecanismos en juego que debemos investigar. Es decir, los pensamientos en tu cabeza, que sabemos que tienen un impacto en sentir dolor.

    Entonces, la pregunta obligatoria aquí es ¿crees que quizás estés lidiando con algo más que un problema muscular aquí? Analiza tus pensamientos, ya que deberían darte alguna pista. Algunos pensamientos que indican que tu mente está jugando con tu dolor podrían incluir: “Parece que el dolor viene en la noche”. “Mi dolor nunca es el mismo. Siempre se está moviendo”. “Ya nada me ayuda”. “Mi dolor empeora cuando ”. “El dolor surge de la nada”. “Cuando tengo que discutir con mi jefe, el dolor empeora”. “Las pastillas ni siquiera funcionan. No sé por qué las sigo tomando”. “Me convertiré en un (rellena el espacio en blanco) y nunca seré feliz”. “Nadie me querrá”.

    ¿Puedes identificarte con alguna de estas declaraciones? Es probable que incluso hayas usado algunas de ellas en el pasado. Estas decleraciones son grandes indicadores de que probablemente el dolor ya no esté en tus tejidos y sí en el sistema nervioso.

    El sistema nervioso simpático es tu mecanismo de respuesta de “lucha o huida”. El Mike Tyson del mundo nervioso. Es el interruptor que se enciende rápidamente cuando necesitas protección o cuando te estás preparando para saltar de un avión haciendo paracaidismo con tus amigos. La adrenalina y el cortisol son hormonas del estrés que ayudan a protegerte. Cuando se enciende este interruptor de lucha o huida, tu cuerpo se inunda con hormonas del estrés, por lo que tu intestino se vuelve lento, tu frecuencia cardíaca y respiratoria aumentan, el sudor aumenta, se te pone la piel de gallina, tu energía y potencia aumentan, y tu pelvis se asegura de que no tengas la necesidad de defecar o hacer pipí mientras luchas por tu vida (porque eso sería muy jodido).

    Todas estas son reacciones importantes cuando realmente estás en peligro, pero ¿qué sucede cuando tu cuerpo pasa por esto a diario? ¿Cuándo no bajas de esa montaña rusa de mucho estrés? Tu mente y cuerpo sufren de una sobrecarga simpática, liberando mensajes químicos de “lucha o huida” a través de hormonas como la adrenalina y el cortisol que, con el tiempo, pueden afectar tu sistema inmunológico, claridad, función cognitiva, estado de ánimo, tono muscular, presión arterial, hormonas función, patrones de sueño, sistema digestivo, libido, estructura cerebral sólo por nombrar algunos. ¿Espera un segundo? ¿Acabo de sugerir una pérdida de libido por el estrés? Sí, seguro que lo hice. El cortisol, la hormona del estrés, actúa como protector de alguna manera. El cortisol ayuda a apagar la inflamación en el cuerpo, por ejemplo. Sin embargo, bajo episodios más prolongados de estrés, las células inmunitarias se vuelven resistentes al cortisol, lo que hace que su respuesta inmunológica se acelere. Genial para tener a corto plazo, pero no tan agradable en condiciones prolongadas.

    Quizás te preguntes qué tiene que ver ese mecanismo con el dolor en la pelvis. Bueno, se ha demostrado que los niveles de cortisol son más altos en hombres con dolor pélvico persistente que en hombres sin dolor pélvico o prostatitis. Lo que significa que los niveles elevados de cortisol pueden afectar la curación de los tejidos, el sueño, la memoria, la depresión, la ansiedad, la inmunidad y tu deseo sexual. Sin embargo, te alegrará saber que, a pesar de que hay un Mike Tyson del mundo nervioso, también hay un Mahatma Gandhi. El sistema nervioso parasimpático es el sistema de respuesta de “descansar y digerir”. Cuando este interruptor está encendido, te permite digerir esa hamburguesa que acabas de comer, relajar tu ritmo cardíaco y respiración, estimula la producción de mensajeros químicos calmantes como la serotonina (la sustancia química “feliz” del cerebro que se produce principalmente en tu intestino) , relaja los músculos y permite que la vejiga y los intestinos se relajen para que puedas ocuparte de ir al baño.

    Cuando tu cuerpo no puede volver a bajar de un sistema nervioso demasiado excitado, comienza a trabajar a toda marcha, lo que puede exacerbar tu experiencia de dolor actual. Sin embargo, cuando tu cuerpo está en reposo, tiene la capacidad de curarse a sí mismo y de estimular las funciones corporales normales para que pueda combatir las demandas de la vida, incluido el sexo.
  •  
  • 5. EFECTOS DEL DOLOR Y EL ESTRÉS EN OTROS SISTEMAS

  • Por supuesto, es un poco más complejo que solo pensar en positivo y descansar, porque no es solo el sistema nervioso en juego. (Todo está conectado, recuerda) Hay múltiples sistemas corporales que trabajan juntos para protegerte para que puedas funcionar de la mejor manera. Se comunican constantemente y están diseñados para que, si un sistema tiene un bajo rendimiento por alguna razón, otro tenga que tomar el relevo. El dolor puede afectar cualquiera de estos sistemas:

    · Hormonas
    · Inmune
    · Nervioso
    · Respiratorio
    · Emocional
    · Muscular
    · Cerebro

    Como ya dije, cuando estás estresado física o emocionalmente, tu cuerpo activa esa respuesta de lucha o huida en el sistema nervioso para protegerte. Hay varios sistemas involucrados cuando se trata de protegerte de una amenaza percibida o una amenaza real. El efecto sobre esto en otros sistemas no vale nada.

    Empecemos por el sistema inmunológico.

    Bajo estrés prolongado, tus células reciben una señal para promover la inflamación.

    Eventualmente, los cambios químicos también pueden afectar tu sistema inmunológico al producir más mensajeros químicos inflamatorios. Esto incluso puede “despertar” viejos dolores y molestias con solo acceder al banco de memoria de tejido cerebral. ¿Y el sistema muscular? No te sorprenderá que, como siempre, todo esté conectado y relacionado. El sistema muscular tampoco se libera cuando hablamos de estrés prolongado. No es casualidad que llamemos a las personas controladoras y ansiosas “tensas” o “retentivas anales” cuando aprietan el ano del enojo. Cuando estás bajo estrés, un poco ansioso, enojado o cansado, tu suelo pélvico reacciona de la misma manera. Reconocer cuándo y dónde mantiene la tensión en tu cuerpo es clave para comenzar a dejarla ir. Los estudios han demostrado que tus emociones afectan su capacidad de tensión muscular para relajarte.

    Los patrones de sujeción persistentes o prolongados pueden provocar una alteración de la función de los músculos del suelo pélvico, restricción alrededor de los vasos sanguíneos y nervios y un movimiento deficiente de los órganos pélvicos. Después de un tiempo, tu cuerpo comienza a tener problemas para compensar este desequilibrio y te lo hará saber diciendo: “Hola, te estoy hablando”, también conocido como dolor. Si se ignora el tiempo suficiente, este mensaje se hará cada vez más fuerte, hasta que llame tu atención. Si este fuera tu hombro, por ejemplo, probablemente no pensarías mucho en ello, pero es de tu pene del que estamos hablando, por lo que naturalmente las preocupaciones comienzan a aumentar. Continúan más y más fuertes creando más ansiedad, más dolor. Este miedo perpetuo puede atraparte en un círculo vicioso de tensión de dolor. Solo otro ejemplo de cómo tus pensamientos pueden generar dolor.

  • (Sugerencia: usar WebMD para auto-diagnosticarte no es la mejor idea si deseas salir de esta trampa de ansiedad).

    El círculo vicioso da vueltas y vueltas hasta que decides que es hora de bajarte. La ansiedad es proinflamatoria y aumentará los mensajeros químicos del estrés a tu cerebro para estimular más receptores del dolor, aumentando su sensibilidad. Es como una alarma de humo que se dispara si la enciendes. La maldita cosa suena a todo volumen, pero no pasa nada grave. El problema con las alarmas es que están diseñadas para ser sensibles. Al igual que tu respuesta de lucha o huida. No tiene que suceder nada grave para que esta se active, y si no me crees recuerda cuando el aromatizante automático hizo que te cagarás con un susto.

    Pero tal como mencioné anteriormente y quiero reiterar aquí y ahora, tu dolor no es permanente. Si puedes encenderlo, puedes apagarlo. Entonces, ¿cuál es el primer paso para controlar tu tensión? Tomar conciencia de ello. A veces es difícil despertar la conciencia dentro de tu cuerpo cuando has estado tan distraído en el exterior.

    He conocido hombres con los hombros hasta las orejas debido a tanta tensión. Yo era uno de ellos y cuando me decían que los relajase los hombros, dicen: “Pero están relajados”. Tu cuerpo crea un nuevo umbral, un nuevo nivel de “lidiar con eso” y eventualmente te acostumbras tanto que olvidas lo que se siente “normal”. Sin embargo, es posible desarrollar conciencia y romper el ciclo de protección del dolor, ansiedad, tensión. Todo lo que necesitas es paciencia, compromiso y un poco de amor propio.