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3 razones por las que deberías dejar de fumar si tienes prostatitis y como yo lo logré



12th August, 2021

 

Los estudios han encontrado que las personas con el Síndrome de Dolor Crónico Pélvico / Prostatitis fuman tabaco en mayor proporción que la población en general, a pesar de que fumar puede empeorar sus síntomas.

TABLA DE CONTENIDOS

1. DOLOR CRÓNICO Y TABAQUISMO: LAS ESTADÍSTICAS

 
Se sabe que más de la mitad de los pacientes que tienen cualquier tipo de dolor crónico y que han buscado un tratamiento para el dolor fuman, en comparación con una tasa de tabaquismo del 22 por ciento en todo Estados Unidos. Las personas que han experimentado dolor crónico de cuello o de espalda durante toda su vida tienen muchas más probabilidades de ser fumadores desde hace mucho tiempo.
 

2. DOLOR CRÓNICO Y TABAQUISMO


Desafortunadamente, los pacientes que controlan el dolor y que recurren al hábito de fumar como una forma de afrontarlo están entrando en un círculo vicioso. Fumar interfiere con el manejo del dolor de varias formas. A medida que el dolor crónico sigue sin resolverse y tal vez incluso aumenta, las personas pueden encontrarse fumando aún más para sobrellevar el dolor. Además, los fumadores tienden a responder menos al tratamiento del dolor crónico, como las terapias para aliviar el dolor.
 

3. TRES RAZONES PODEROSAS PARA DEJAR DE FUMAR

 
Los expertos médicos dicen que fumar puede interferir con el manejo del dolor y el tratamiento del dolor crónico al:

1. Causar o agravar los síntomas como el dolor también provocando más ansiedad. Un mito muy divulgado es el hecho que el cigarro ayuda a relajar el estrés, cuando esto es lo opuesto ya que al fumar estamos alterando nuestro sistema nervioso. Fumar es increíblemente dañino para el cuerpo y puede provocar enfermedades que se sabe que causan dolor crónico. Por ejemplo, fumar causa dolor crónico al contribuir al desarrollo de la osteoporosis y al deterioro de los discos espinales. Los fumadores tienen hasta 2,7 veces más probabilidades de experimentar dolor lumbar que aquellos que no fuman. Fumar también contribuye al dolor en las articulaciones que se encuentra en condiciones como la artritis.
 
2. Aumento de la sensibilidad y la percepción del dolor. Los estudios han encontrado que fumar hace que las personas perciban el dolor de manera más aguda. El consumo de tabaco tiene un efecto poderoso sobre el sistema nervioso, aumentando las sensaciones y percepciones del dolor.

3. Interferir con los analgésicos. Los fumadores necesitan más medicamentos para aliviar su dolor, según una investigación. Eso se aplica tanto a los analgésicos estándar como la aspirina, o los analgésicos más fuertes como los opioides. Esto hará que se necesiten dosis mayores de ambos para reducir o controlar el dolor en los fumadores.
 

4. CÓMO DEJÉ DE FUMAR PARA SIEMPRE

 
Fumé mi primer cigarro cuando tenía 13 años. Mi primo y yo robamos el paquete de mi tía y fumamos en su habitación cuando todos dormían. Eran repugnantes, pero me sentía como un adulto. También quería aparentar ser rebelde y sofisticado, y fue así que se convirtió en un hábito que adoptaría de forma intermitente durante los siguientes 2 años.

Cuando estaba en mi último año de secundaria, fumaba a tiempo completo. Cuando me gradué de la preparatoria podía fumar un paquete diario. Cuando cumplí 25 años, ya había tenido suficiente, y fue que decidí dejar el cigarro por primera vez. El placer me duró 11 meses y a tan solo a unos días de cumplir un año, fumé.

Como cualquier otro fumador, lo había "dejado" varias veces. Un mes. Tres semanas. A veces me volvía a absorber lentamente. Otras veces simplemente fui y compré un paquete y luego enloquecía y rompía todos los cigarros para no tener ninguna tentación. Pero en el invierno de 2016, ya había tocado fondo con el alcohol y el cigarro, estaba enfermo y listo para dejar ambos. Ver un video del actor Ashton Kutcher me inspiró a dejar el cigarro. Así que puse manos a la obra para dejarlo finalmente, y esta vez para siempre.


El video que me inspiró a dejar de fumar para siempre con el método de Allen Carr

Lo dejé de golpe. Mucha gente lo quiere dejar gradualmente, pero eso nunca funcionó para mí. Seguí el protocolo de Alen Carr y para mí, eso sintió como una forma de racionalizar que estaba dejando de fumar sin hacer ningún esfuerzo. El libro de "Es fácil dejar de fumar si sabes como" promete eso; dejarlo sin dificultdad.

Según la ciencia los antojos físicos solo duran 3 semanas, después de esas 3 semanas la adicción solo es mental. Por eso, recomiendo dejar de fumar de golpe porque es mejor usar la misma fuerza de voluntad para limitarse a no fumar ninguno que por el contrario cuando todavía fumas cinco al día, es muy fácil justificar ese sexto cigarro. Cuando no fumas nada, fumar se convierte en algo mucho más importante. Reducir nunca me duró más de unos pocos días, y probablemente traté de dejar de fumar una docena de veces. El síndrome dura 3 semanas como ya dije, y es por eso que no necesitas ayuda de chicles, parches o pastillas. El propósito no es dejar de fumar nada más, el propósito es dejar de fumar y no tener antojo de prender un cigarro.

La clave más importante para dejar de fumar es querer dejar de fumar. Esto suena tonto, pero es mucho más complicado de lo que piensas. Mucha gente dice: "Yo puedo dejar de fumar cuando yo quiera, pero todavía no quiero". O "Quiero dejarlo, pero mi trabajo es demasiado estresante en este momento". O "Quiero dejarlo, pero voy a esperar hasta que sea año nuevo".

Esto es pura mierda. Esta es la nicotina controlando tu mente y tu cuerpo. La nicotina crea poderosos antojos físicos y psicológicos en tu cerebro: antojos profundos y subconscientes. Estos antojos hacen que tu mente consciente intelectualice e invente tonterías ridículas para justificar esas ansias, para alimentar esos antojos, y finalmente termines prendiendo un cigarro. Y, por supuesto, tú los aceptas. Eres un esclavo de eso. La nicotina te dice: "Tuviste un día duro en el trabajo, te mereces un cigarro", y lo crees. Lo escuchas una y otra vez porque es tu dueño.

El momento en que me di cuenta de que la nicotina era mi dueña fue una noche en la que no pude dormir porque no podía dejar de pararme a orinar. Eran las 3 de la madrugada. Tenía trabajo dentro de unas horas, pero no podía dormir por el dolor de la Prostatitis. Me moría por un cigarro. Era todo en lo que podía pensar. El problema era que la tienda más cercana abierta en ese momento estaba a 20 minutos caminando, pero eso poco me importó. ¿Entonces sabes lo que hice? Me levanté y caminé 20 minutos, para poder fumarme un maldito cigarro, para poder irme a dormir y sentirme como una mierda en mi trabajo al día siguiente, donde luego usaría la aflicción de sentirme una mierda como una razón para fumar más y sentirme más mierda. Pero ahí no termina todo, estaba tan estresado que cuando llegué a la tienda me di cuenta que había olvidado el dinero, pero aún así volví a ir a mi casa para después volver. Fue una locura, y me sentí como un perdedor. Recuerdo que ese día iba caminando y pensando: “Soy un idiota. Ni siquiera haría esto si me muriera de hambre. ¿Qué diablos estoy haciendo?

No era la persona que quería ser la que iba caminando, que se tenía que parar cada 5 minutos a orinar porque los síntomas eran insoportables. Fue la nicotina. Fue la ansiedad. Fueron los malditas síntomas. Fue la puta prostatitis. Pero como dije antes, esto es un circulo vicioso donde cada bocanada te hace más miserable, y cuando no fumas también eres miserable, y para dejar de ser miserable, debes fumar otra vez.

El problema es entonces que quieres dejar de fumar, pero la nicotina te convence constantemente de que no quieres dejar de fumar.

¿Cómo se vence a esto? Muchos de los conceptos psicológicos que había estudiado me resultaron útiles. Pensé: si mi adicción me va a hacer mentirme a mí mismo para seguir fumando, mi mente consciente puede mentirme para que deje de fumar.

Así que lo hice. Después de haber leído el libro de Alen Carr, "Es fácil dejar de fumar si sabes cómo" lo reforcé con conceptos que ya sabía. Empecé a mentirme a mí mismo para aborrecer absolutamente los cigarros. Todo estaba mal en mi vida, así que comencé a culpar al tabaquismo (y al alcohol), ya fuera racional o no. ¿Cansado hoy? Es porque fumo. ¿Un poco deprimido? Es porque fumo. ¿Enfermo de nuevo? Es porque fumo. ¿No estás siendo productivo en el trabajo? Es porque fumo. ¿Enojado con mis amigos? Es porque fumo. ¿La mala situación de México? Es porque fumo. ¿La chica que me gustaba no quería tener sexo? Es porque fumo. Anclé todo lo negativo de mi vida a los cigarros.

Además de eso, desarrollé el caso racional contra el tabaquismo. Me senté un día y escribí lo que me costaba fumar en términos reales y lo miraba todos los días cuando tenía un antojo.

- $ 20 dólares al mes (a pesar de estar en quiebra).
- Aproximadamente una hora al día.
- No poder andar en bicicleta o correr también (disfruto de ambos).
- Enfermarme con más frecuencia (antes nunca me enfermaba).
- Estar letárgico.
- Repeler a los que me rodean (incluidas muchas bellas mujeres).

Constantemente me recordaba todo esto, tanto el caso racional en contra de fumar como mi caso irracional en contra de fumar. Me convertí en un fanático de mierda. Es posible que la nicotina me haya lavado el cerebro para que quisiera fumar, pero pronto creé mi propia religión personal contra el cigarro y me lavé el cerebro para odiar a la nicotina y quisiera realmente dejar de fumar.

Finalmente, llegó el punto de inflexión: mis síntomas del Síndrome de Dolor Crónico Pélvico / Prostatitis eran muy intensos. Fui al doctor , este era el tercer doctor que había visto en tres meses, y mis síntomas junto con mi ansiedad estaban en su punto máximo. Entonces pensé son los putos cigarros. Estas cosas son un puto veneno y me están arruinando la vida. Quería romper todos los cigarros en un radio de 10 kilometros. Quería quemar todas las plantaciones de tabaco. Quería golpear en la cara al vaquero Marlboro y reír como un maníaco mientras pisoteaba su paquete de cigarros.

Así que dejé de fumar para siempre el 3 de diciembre de 2015. Los antojos las primeras semanas fueron mínimos la mayoría del tiempo, insoportables algunas veces donde estuve a punto de caer. Esas primeras semanas sin fumar son como poner un filete frente a un vagabundo y pedirle que no se lo coma. Requería mucha fuerza de voluntad. No mentiré y diré que fue fácil. Sí, fue difícil. Pero estaba motivado. Estaba debidamente motivado. Había un poder emocional detrás de mi decisión que nunca se ha ido. Hasta el día de hoy sigo odiando los cigarros y agradecido de haberlos dejado.

Pero había otra cosa que hice que me ayudó: me prometí a mí mismo que si alguna vez volvía a fumar, lo haría yo solo.

En otras palabras, me prometí que si salía con amigos y empezaban a fumar, no volvería a empezar de esa manera. Una vez más, aproveché el poder de mis emociones para ayudar a mi causa. Y en este caso estaba usando una emoción muy potente.

El orgullo. Les había dicho a todos mis amigos que estaba renunciando y no quería enfrentar la vergüenza de comenzar de nuevo frente a ninguno de ellos. No quería que ninguno de mis amigos sintiera que tenía la lengua larga, y solo hablaba por hablar.

Lo que comenzó a suceder después de los primeros días fue asombroso. Comencé a resentirme de que mis amigos fumaran a mi alrededor, lo que a su vez me disgustó aún más y me inspiró a demostrar más razón de no hacerlo. Dejé de estar tan estresado, y sentí que mis síntomas no eran tan horribles como lo eran después de una bocanada.

Además, cualquier persona que haya intentado dejar de fumar sabe que los antojos generalmente solo ocurren cuando piensan en fumar o cuando ve a otra persona fumando o en aquellas veces que estás bebiendo alcohol (una amiga decía que el cigarro era como su ex, solo se le antojaba con alcohol). Cuando estás solo y ocupado, a menudo se te olvida que quieres fumar. Solo cuando ves fumar en la televisión o que alguien más lo enciende, piensas en fumar y pronto te ahogas en los antojos. Prometiéndome a mí mismo que solo empezaría de nuevo solo, rara vez tuve que luchar contra los antojos legítimos. Pasaría horas en el trabajo sin pensar en fumar, y cuando lo hacía, nunca tenía un paquete cerca de mí, así que podría luchar contra los impulsos.

Para mí, la segunda semana fue la más difícil. La primera semana, todavía te sientes muy entusiasmado por haber dejado el vicio, y solo han pasado unos días desde que lo hiciste. Pero la segunda semana, se siente como si hubieras dejado de fumar hace un mes. Tu fuerza de voluntad es como la de un niño de 7 años y los antojos empeoran porque comienzas a experimentar abstinencia física. De hecho, soñé con fumar durante esta semana y me despertaba en medio de la noche con la necesidad de fumar. Pero no esta vez. No más caminatas en la madrugada para mí. Este hombre no es esclavo de ningún maldito vicio me dije a mí mismo con coraje, bronca y decisión.

La tercera semana se hizo más fácil. Los antojos se disiparon lentamente en frecuencia y fuerza. Para la cuarta semana, ya no tenía antojos. A partir de ahí todo fue mil sobre hojuelas.

El último punto que diré es que muchos fumadores recaen entre 3 y 6 meses o incluso un año después como me pasó a mí. Piensan "Oh, ya lo dejé, solo voy tener uno". Luego, utilizan la creencia de que "he dejado de fumar antes, lo puedo volver a dejar cuando quiera" para retomar el hábito. Pero lo que no entienden es que un no fumador jamás fuma porque ve el cigarro como algo nocivo. Un no fumador no fuma no porque lo pueda dejar cuando él quiera sino porque es asqueroso para él o ella.Y eso es lo que quiero que hagas, que odies el cigarro porque este empeoara tus síntomas y te brinda más estrés, sin mencionar que es la causa de muerte evitable número uno en todo el mundo.

Entiendo por qué Alcohólicos Anónimos trata el alcoholismo como una enfermedad y sus miembros siguen siendo miembros de por vida. Porque una vez que eres adicto a algo, siempre eres susceptible a ello. Aquí hay una llamada de atención: si dejas de fumar y luego vuelves a fumar dos años después, nunca dejarás de fumar. Eres fumador o no fumador, y un no fumador no fuma. Ni una sola vez. Bajo ninguna circunstancia. Fin de la historia.

Y el último consejo es que dejar de fumar es principalmente un juego mental. Es tan importante o tan difícil como tú lo desees. Los efectos físicos y los síntomas de abstinencia no son peores que los de un resfriado común (no como con el valium o los opioides). La lucha es mental. Y si decides que esa lucha es de vida o muerte, entonces se sentirá como una lucha de vida o muerte. Y si decides que es solo un obstáculo temporal en tu vida que debes tomar algunas semanas para superar, entonces lo será.